Nos sobrarán las ganas de volar

Y de repente, te lo dicen, te das cuenta de que todo es real.

Era un juego, era una tontería, una locura, pero la vida está hecha de eso precisamente.

He aprendido que puedo creer en lo que sea, que si quiero hacer algo puedo hacerlo, que no me voy a quedar atrás como una soñadora imposible. A partir de ahora puedo hacerlo todo, no tengo barreras ni murallas que me impidan pasar.

He aprendido que las oportunidades hay que cogerlas de raíz, desde el principio, que si no luego se te escapan y poca veces te dan otra, que hay que luchar por ellas, hay que estar al pie del cañón.

Ahora sé que puedo, que voy a estar allí, que voy a vivir

y después ya podré dar por finalizado el verano.

sos

Oportunidades perdidas
que se van, que se desvanecen, que se consumen
y después, arrepentimiento
si hubiera sabido, si hubieras sabido, quizás todo sería diferente
tengo una última oportunidad, pero es una entre un millón
socorro

Y ya no sé ni que pensar ni que decir

Como si fuera mentira, un cuento, un sueño (pero no despierto)
Me sorprendiste de tal manera que me he sorprendido a mi misma.
Espero que vuelvas, porque la cosa no acaba aquí, en interrogación
y porque simplemente quiero volverte a ver.

Estaré de vuelta antes de darme cuenta

Voy a contagiarme de sonrisas, sí
No voy a preocuparme por lo que (me) pase que para eso ya tendré tiempo
Voy a disfrutar de las estrellas, de los colores que me invadan, de los chapuzones que no serán pocos
cinco días, que viviré junto a aquellas personas que conozco desde que nací (o nacieron)
y a las que cada día les tengo más cariño

Está lloviendo, pero hace calor

Estamos a diecisiete de agosto y la lluvia moja mi cristal.
Los pocos rayos de sol se han escondido tras estas nubes grises.
Y lo odio, maldigo a cada gota que cae
Porque la lluvia no me trae ningún buen recuerdo

Y acabé tres paradas antes de lo previsto

Hoy me he tumbado en la hierba a mirar el cielo. Quizás las hormigas subieron por mi pierna, quizás
Rodeada de verde y después, de no tan verde, rodeada de carcajadas
porque he confundido a una persona con un perro
y porque es natural que no me sepa el chiste del yogurt

Hay cosas que si son para siempre

Ríen, beben, fuman, porque dicen que por hoy no pasa nada. Se cuentan cosas, que si uno ha tenido un accidente, que si a otro lo han operado.
Ellas también ríen, beben y fuman (casi todas).
Juntos hablan de dietas, de viajes, de quedadas, del tiempo, que se ha pasado en un abrir y cerrar de ojos.
Y entonces uno dice aquello de ¿Te acuerdas de aquella vez, cuando erámos niños...?
Y empiezan a recordar, una cosa detrás de otra, mientras ríen, beben y se fuman otro, porque por hoy no pasa nada.

Quiero escaparme, pero saltar las murallas es muy dificil

No entienden porque quiero irme. Con lo bien que se está en casa, me dicen. Pero ahora, en verano, todo es diferente y quiero escaparme.
Quiero irme allí donde soy libre, donde vivo dentro de una monotonía improvisada (mi monotonía preferida), en la que cada día se sale en busca de la aventura, y se encuentra a menudo. Allí soy yo misma, y todos los que pisamos ese lugar también, hago lo que quiero y cuando quiero; Nadie me juzga, y si lo hacen no merece la pena perder mi tiempo con ellos. El poco tiempo que paso allí, convivo con personas que me hacen reir, que me acompañan tarde sí y tarde no, que hacen de un rato un buen rato.
Pero esto nadie lo entiende (o por lo menos quienes necesito que lo entiendan) y aqui estoy, buscando un hueco de esta muralla por el que me pueda colar.

Cosas que solo pasan un seis de agosto

Palabras, que soltabas como si fuera magia, causaba la misma impresión. Palabras, que salían de tus dedos en vez de tu boca.
Todo era raro, como un músico arítmico, un cielo celeste a plena noche.
Tú, que te vas, que me dejas aquí, y yo, que he dejado de observarte desde lejos para dar un paso (grande, muy grande).

Me despido de ti y me voy

El intenrior de mi presente (y mi cabeza) se encuentra distribuido en estanterías pero hace poco hubo un terremoto que hizo que todo se cayera al suelo y mis preocupaciones y mis sentimientos se entremezclasen para un día ser uno y otro día ser otro, un día negro y otro blanco. Podría sentarme y ponerme a ordenarlo todo en diferentes montones muy claros, imposibles, posibles y absurdos, pero me da pereza, porque sé que si le doy vueltas acabaré con el mismo cacao o quizás uno mayor. Así que me dejo llevar, más ahora con las brisas de verano que huelen a mar o a sitios exóticos. En estos 45 días aproximadamente que me quedan antes de que me pongan la etiqueta en la frente de "Persona madura y responsable" voy a no pensar, que dicen que es bueno. Ya tendré tiempo de arrepentirme, o quizás de alegrarme. A lo mejor incluso esto ordena de nuevo mi cabeza y todo se queda mucho más claro. De ella, mi cabeza alocada, me despido hasta entonces.


Ahora suena (en mi cabeza): Me voy - Julieta Venegas