Tapó sus penas y sus lágrimas con mantas de invierno, mientras que buscaba las sonrisas desperdigadas por el sofá; pero allí no había nada.
Estaba triste, y no sabía por qué. Su presencia era una puñalada en el estómago, pero a la vez el no verle hacía que se sintiese pequeña e inútil. ¿Para qué estaba ahí si no era para estar con él? Aunque después no fuera más que un segundo.
Recordó, pensó, imaginó
y nada de ello hacía que se sintiera mejor, nada conseguía levantarle, estaba en el subsuelo (o por debajo de él). Era una bomba con cronómetro a punto de estallar en lágrimas.
Vio todo lo que podía ser y no era, todo lo que podría haber alcanzado.
Fue el momento en el que entró un rayo de sol por el ventanal, debería de ser un gran día, no podía consumirse en la pena.
Había aprendido la lección, jugar al azar, nunca saber donde puedes terminar o empezar, se levantó y recogió las lágrimas, directas al desagüe. Y sonrió como hacía tiempo que no lo hacía.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
IRENE
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...